La verdad de la milanesa es que cuando andás más o menos estable
sentimentalmente hablando digamos, no se te cae una idea para postear (como acá). Como que son inversamente
proporcionales para decirlo de un modo matemático.
Otra verdad -de la suprema ponele-, es que por hache o por
ve, o be, (OB, ¡cuak!), esa estabilidad se ve involuntariamente balanceada con
un estrés laboral inusitado, que a su vez se ve opacado por la sorpresa que provoca
el uso aceptable del término inusitado (RAE
la tenés adentro)… qué palabra rara, ¿no?
La tercera verdad, es que las dos anteriores resultan en un
nefasto complot alimenticio que no te deja bajar un gramo.
El único aspecto rescatable de todo esto, es que el presente
blog se trata de preguntar pavadas, aprovechando
así la ocasión para indagar sobre la frase que dio origen -y título- al post:
- ¿Cuál es TU verdad de la milanesa?
- ¿¿¿Cuál vendría a ser el origen de la frase “la verdad de la milanesa”???
Tomá, más verdades.