Neuronas sobrecargadas

La profe de canto me pidió que alternando los pies, marque el pulso 1, 2, 3, 1, 2, 3,… y que al mismo tiempo haga una palma en cada “1”. Como las palmas no coinciden siempre con el mismo pie, me costó unos instantes organizar a mis neuronas (que están de vacaciones y muy, pero muy vagas). Esto pasó adentro de mi cabeza:

Neurona jefe (con tonada mejicana -no sé por qué-, y gritando a las otras): Para resolver este problema trabajaremos en tres equipos. ¡A ver, ustedes! Necesito que se ocupen de las palmas, ¡Vamos! ¡Pueden hacerlo! ¡Ustedes! Se encargarán del pie izquierdo. Y finalmente ustedes: se ocuparán del pie derecho. ¡Vamos! ¡A trabajar! 1, 2, 3, 1, 2, 3,… ¡Vamos chicas! ¡Vamos! 1, 2, 3, 1, 2, 3, …

 

A partir de ahí me empezó a salir bien, ponéle.

Hasta que la muy turra de mi profe me dice: “Bueno, ahora tenés que cantar.”

What??? ¿Justo ahora que me estaba saliendo? Empezó a sonar la alarma esa que suena en las películas cuando hay una sobrecarga o algo así. Bang, Bang, Bang,…

Las neuronas desesperadas, transpiradas, desoladas, entraron en pánico y me armaron un piquete.

Por suerte la neurona jefe mantuvo la cordura necesaria para emergencias como ésta:

Neurona jefe (gritando en mejicano): ¡Atención! ¡Alerta naranja! Tenemos una situación de emergencia. ¡Inmediatamente necesito a las mejores de cada grupo! ¡Ahora! ¡Vamos, muévanse! Tendrán que organizarse rápidamente pues tenemos que cantar. ¡El resto siga con las funciones que les fueron asignadas anteriormente! ¡Vamos niñas! 1, 2, 3, 1, 2, 3,…¡Ustedes! ¡Canten!

No sé si me salió bien la canción, pero que me cagué de la risa, me cagué de la risa.